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martes, 14 de febrero de 2012

COMUNICADO NUMERO UNO


Esta nota no es mía, pero vale la pena que esté aquí;) ( y en muchos lugares más)


Por Guillermo Raffo


(Elaborado esta semana en Casa Rosada por representantes de todo el arco político, para ser leído en voz alta por la juventud argentina. En voz alta, ¿eh?. Lean.)

Jóvenes, niños. Nos convoca hoy aquí, en la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, un hito fundacional del colectivo nacional argentino. Nacional y argentino es una redundancia. Pero así lo escribió la Juventud Radical en su declaración y eso es lo importante: que todas las voces, todas, estén representadas hoy en este esfuerzo por alentar a la comprensión de un fenómeno que quizá pueda resultar ajeno a las nuevas generaciones. A ustedes, los jóvenes, los que no vivieron la dictadura (la dictadura es lo que había antes del kirchnerismo). A ustedes, niños. Tal vez algunos de ustedes no se sientan in-ter-pe-la-dos por esta cuestión que sin embargo es central a la condición que los define, los constituye, los modula: la condición de argentinos. Argentinos somos todos.

Por eso estamos todos: Patricia Bullrich, Moyano, Atanasof, Gil Lavedra, Barletta, Zaffaroni, Marino, Agustín Rossi, aunque los nombres no quieren decir nada, porque todos nos fundimos en el magma nacional; pero quieren decir mucho también, porque la historia nos juzgará, y cómo va a juzgar algo que no tiene nombre. Jóvenes, chicos, madres con sus hijos: que nadie se confunda. Ser argentino es esto: venir a escuchar hoy el anuncio que el Gobierno hizo la semana pasada. Que era el mismo, pero no es el mismo, porque hoy estamos todos.

Como estuvimos todos, o casi todos, en la plaza hace casi tres décadas, y en los festejos del Bicentenario hace dos años, sin duda dos de los momentos más conmovedores en la historia de nuestra república –perdón, Nación– y entre ambos el germen de esta idea que es muy anterior, por supuesto, pero ya cuando crezcan se van a dar cuenta de que la historia no es lineal, y la verdad ni hablemos.

Fue entonces, hace dos años, que en algún lugar del desfile, entre los bandoneonistas-Godzilla montados sobre taxis y los pañuelos Poltergeist de las Madres de la Plaza, el Gobierno nacional (cuya convocatoria hoy nos honra) decidió valientemente la inclusión de los soldados muertos en Malvinas. Que no eran los mismos soldados y tampoco estaban muertos: eran una re-pre-sen-ta-ción, chicos.

No hay que asustarse. Y ustedes no se asustaron, lo vimos todos. Lo vio el oficialismo, lo vio la oposición, y lo vio mejor que nadie –porque él tiene eso, esa capacidad para ver las cosas antes, y para explicarlas bien, pero sobre todo para verlas antes– Luis Bruschtein, el periodista modelo del modelo. Que es de todos. El modelo. El modelo es de todos. Luis Bruschtein no sabemos de quién es. Pero de alguien es, porque no existe el periodismo independiente. Esto Mario Wainfeld lo explica muy bien: no puede existir el periodismo independiente porque, si existiera, ¿él qué es? Y él es periodista, un gran periodista, casi tan grande como Luis Bruschtein, que no sabemos de quién es (tal vez de Wainfeld). Pero no hay que distraerse. Lo importante es que el periodismo independiente no puede existir, y lo importante es que Luis Bruschtein lo vio antes.¿Qué es lo que vio Luis Bruschtein, iluminado por Fuerza Bruta? Vio esto, chicos y chicas: cuando pasaron los soldaditos de Malvinas y se escuchaban los bombardeos y los muchachos caían y se levantaban las cruces, primero había exclamaciones de asombro e inmediatamente se ponían a cantar “El que no salta es un inglés”. ¿Quiénes se ponían a cantar? ¿Las exclamaciones? No, chicos, no. Las exclamaciones no cantan. El sujeto es tácito, es coloquial, o es Bruschtein. Lo importante es otra cosa. Lo importante es lo que cantan. Lo que cantaban. Lo que cantaba quién sino el Pueblo Argentino, por supuesto, no podría haber otra respuesta. Porque no se puede ser argentino y ser inglés. Y tampoco se puede ser argentino y no saltar. A ver, salten. Muy bien. Son argentinos. Ya sabíamos que eran, pero nunca está de más asegurarse. Momento. Ese chico no saltó. ¿De qué medio es? ¿Cómo se llama? Ravignani. ¿Por qué no saltó, Ravignani? ¿No es argentino? Ah, ahora salta. ¿No ve que queda ridículo así, saltando solo? Hay que saltar todos juntos. Es importante que estemos todos. Ustedes no lo vivieron, pero hubo una época en este país, terrible. Cada uno saltaba cuando quería y si no quería no saltaba y ¿adónde nos condujo eso, eh?. Al neoliberalismo. ¿Y cómo les fue en Europa con el neoliberalismo? ¿Tienen cloacas? Bueno, sí, tienen, pero es un mundo viejo, decadente, las tenían de antes, tal vez ya ni las usan y para lo que les sirvió tenerlas, la verdad que da lo mismo. Pero no hay motivo para preocuparse, eso no va a pasar nunca más. Cloacas puede ser, depende, pero todo lo demás no se va a repetir en Argentina. Porque era malo. Y las cosas malas no van a pasar nunca más: ni el neoliberalismo, ni el genocidio –nos gusta mucho decir genocidio pero es feo cuando pasa–, ni la guerra. La guerra menos, ¿cómo va a haber guerra?

El ministro Puricelli acaba de decirlo claramente: “No vamos a caer en la tentación de las armas”. Ya va a venir alguno, malintencionado –o ni siquiera: confundido, como Ravignani– a preguntar si está bien, si es razonable que al ministro de Defensa lo tienten las armas. Chicos. ¿A quién no tientan las armas? El problema es si te tientan mucho. Al secretario Moreno, por ejemplo, lo tientan mucho, pero es un príncipe. A Rafael Bielsa también, y por eso no es ministro de Defensa. No, si hay cosas que este gobierno hace bien. Por eso hoy estamos todos: partidos políticos, sindicatos, empresarios, argentinos –con nuestras diferencias, sí, que no se sabe cuáles son pero no importa, lo importante es otra cosa– licuándonos en la argamasa enaltecedora de la soberanía ante ustedes, nuestros sobrinos, hijos, nietos, nuestro futuro. Confíen. No tengan miedo.

Los malvinenses ya explicó Pinedo que no existen. Y la ministra Garré, a quien nunca tentaron las armas, nos asegura –y le creemos, como creemos en nuestro deber patriótico y en nuestra identidad política forjada por años de saltar al mismo tiempo– que nuestras Fuerzas Armadas están preparadas para defendernos. ¿Defendernos de quién? De Lanata. Es increíble que a esta altura haya que aclararlo.

Jóvenes de la patria: despreocúpense. Están en buenas manos.

*Compilador de HolyFuck y creador del blog Los Trabajos Prácticos.

 

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